domingo, 19 de octubre de 2008

El olor del cielo (minificción de María Rosa Lojo)

Un día por año, durante una hora, es posible abrir la puerta del Cielo. El único requisito es estar atento para percibir el resplandor muy leve que dibuja en la pared de enfrente los contornos delicados y precisos de una puerta.
Hay que empujarla con las dos manos y apoyar después todo el cuerpo, suavemente. Se sabe que uno ha entrado sólo por el olor del Cielo, que es peculiar e inolvidable y no se parece a ninguno de los olores de la Tierra, ni siquiera al jazmín del Cabo o a la algalia, o al clavel o a las rosas de Cádiz, o al almizcle.
No es posible recordar nada más porque el olor del Cielo marea y desmaya, confunde y oblitera todos los otros sentidos. Nadie puede relatar, por tanto, su visita al Cielo, porque su único recuerdo es un olor, y éste es indescriptible, e imperceptible para todos los demás seres humanos. Pero sí puede presentar la prueba, porque detrás del visitante se alinean los gatos y olfatean con adoración al que regresa del Cielo y maúllan, despechados, a la Luna que nunca baja, que siempre está demasiado lejos para olerla.

Poemas de Stella Maris Ponce

Trueque

Una mujer teje escarpines
con lana nueva de tenues colores.
A cambio
alguien le arregla
sus viejos zapatos marrones.
El mundo camina.

...............................................................

Deshojo margaritas
en las que siempre un pétalo azul
completa el número exacto
para llegar a vos.
..................................................................

En definitiva
sólo se trata de escapar
de la trama de los días
que con furiosa lava
y constancia senil
gana terreno
en la playa del deseo.

Poetas invitadas: Etherline Mikeska y María del Carmen Nucci

Cualquiera

La calle está vacía
ando sola
por el asfalto
y soy tanta,
tanta gente

Fabulaciones

El mundo sigue
con sus ramas rotas.
Me constela con sus barrotes.
Aprisiona sus raíces
en mi universo.
Y la fragilidad despierta,
atesora y brinca
entre mis vuelos.
El mundo sigue
con sus alas rotas;
la lengua vivaz del tiempo
me interpela
con su ronquido
y entre mis dedos
se escapa

Etherline Mikeska (Neuquén)

Soy

Soy
carne y sangre
de inmigrantes,
crédula de afectos,
tozudamente ingenua,
una niña perennemente enamorada
subyugada por estrellas
y relámpagos.

Soy
un destello,
la luz de una luciérnaga
distante,
una boca condenada
a no callarse,
un hijo pródigo
volviendo siempre
al hueco natal
de la nostalgia.

María del Carmen Nucci (Formosa)