domingo, 31 de agosto de 2008

Artista contemporáneo invitado: Daniel Soria

1
Te escribo esta carta y disculpame que la lea antes que vos.

2
Encendí la luz y las sombras no se fueron.

3
Cuando los aviones aprendan a volar, solos dejarán el nido.

4
El río llevaba las canoas a pulso.

5
Mirá si se derogara la ley de gravedad!


6
Los de azúcar, no salgan a la lluvia!


7
La rotación de la tierra es un acontecimiento mundial


8
Tanta leche la higuera y sin tetas!


9
Mi caballo soñaba relinchar a pilas.


10
A Chila le gustaba marearse, atada a la rueda del molino

Amor imposible (cuento de Hugo Mitoire)

Ella estaba tirada en la playa, dorándose al sol y acariciada por el viento marino. El se acercaba, al parecer con intenciones de quedarse a su lado, pero antes de llegar, inmediatamente retrocedía. Parecía timidez. Después de varios intentos de aproximación, ella al fin lo vio. El la miró con tristeza.
-Lo nuestro no podrá ser- pensó, alejándose definitivamente.
La estrella de mar quedó pensativa y viendo cómo las olas lo llevaban cada vez más lejos al pequeño molusco.

Poetas invitados (Luis Sadi Grosso- Susana Lizzi)

El dolor viene
y lo busca a Uno,
y si Uno no está
lo busca hasta que lo encuentra.

La dicha viene
y lo busca a Uno
y si Uno no está
se embromó.

Luis Sadi Grosso (Paraná, 1921-2008)

MUERTE

I

El infierno estirará sus ojos para llevarme:
con cada mordedura marcará su frontera.
¿Atravesará el miedo mi cadencia
con esta borrosidad en la palabra?
La muerte
debe transitar aleve todos los pasajes
si de tan sabida
nos cae siempre de sorpresa

Susana Lizzi

jueves, 28 de agosto de 2008

Sueño en New York (sueño de Mempo Giardinelli)

No soy, ni seré, poeta en New York pero recuerdo ese sueño: el sol no existe, es pleno invierno y el viento del Río Hudson sopla desesperado. Camino por las cercanías de Grand Central Station y observo tras la ventana de una habitación que da a la calle: un hombre se pinta los labios ante un espejo. Se parece al Dr Ephraim Bueno, médico judío y escritor, de Amsterdam, que fue pintado por Rembrandt: bajito, contrahecho, con barba de chivo y ojos muy pícaros. Me detengo y lo miro; él advierte que lo espío y me sonríe. Se da vuelta y hace una reverencia teatral para mí. Me doy cuenta de que es un payaso que está por salir a trabajar. Los payasos son como muertos bien vestidos, muertos disfrazados de alegría. Se amortajan para la risa. Así se burlan de la tragedia cotidiana.
de "Soñario", 2008

miércoles, 27 de agosto de 2008

El planeta Xionix (cuento de Humberto Hauff)

Si quieres ver la belleza en estado puro, amigo mío, acércate al planeta Xionix. Allí verás seres parecidos a nosotros ( o mejor, seres a los cuales nosotros nos parecemos), de soberbia estatura y formas majestuosas, de porte poco inferior al de Adán en su plenitud edénica. Hombres, mujeres y niños de pura lozanía y con el vigor de la eterna juventud, cultivan increíbles campos de dulcísimos frutos. La felicidad y la perfección de fisonomía es total en ellos. Nadie llora, nadie gime, nadie grita; todos cantan y ríen y disfrutan de la naturaleza creada para ellos.
Acércate al planeta Xionix, amigo mío, pero cuídate, cuídate porque en el planeta Xionix sus habitantes son antropófagos.

Escribir (cuento de David Lagmanovich)

Cuando era joven, escribía para llegar a ser. Hoy, cerca de la muerte, escribo para no ser. Mi meta es la inexistencia. Cada párrafo es un logro más en la búsqueda de la negrura a la que aspiro. Y el último párrafo, ese que quedará para siempre inconcluso, será también mi último triunfo, la definitiva ausencia de mí mismo.

viernes, 22 de agosto de 2008

Baile

El odio, a diferencia del amor, siempre es recíproco. El bailarín de tangos y la bailarina se despreciaban con la misma tenacidad con que alguna vez se quisieron. Sólo los unían la fama y contratos envidiables. Cada baile era un desafío a los mecanismos más profundos del rencor. Se deleitaban en esa humillación mutua más cercana a la perversidad que al oficio. Cuanto más se odiaban, más los aplaudían. Ella incorporó al vestuario inconsulto, dos largas trenzas criollas, vivaces y relampagueantes bajo la luz de los reflectores. Las agitaba como cadenas, como látigos, como sables. El soñaba con quebrarla sobre sus rodillas como a una caña hueca. Se miraban siempre a los ojos, no dejaban de mirarse nunca en esa guerra bailada, en ese combate florido.
La noche que más los aplaudieron fue la última, cuando ella, después de tantos ensayos, logró enredar sus trenzas en el cuello del bailarín y siguió girando y girando hasta el último compás.

O.V.B.

Estadísticas

Admitamos que nunca supimos para qué sirven las estadísticas. Mucho menos aquella que dice: en los Estados Unidos, una mujer es violada cada quince minutos. Admitamos también, que nunca pudimos comprender a esta pobre mujer que tanto se sacrifica para que se cumplan las estadísticas.

O.V.B.

Mudanza

Con el último cuadro que sacamos, se nos murió la casa.

O.V.B.

Confesión

-Para ser un verdadero soberano se requiere de una gran fortaleza física y moral-dijo el viejo rey.
-Claro que sí- celebró su consejero.
-En mi caso- recordó el anciano- me han servido diez platos envenenados y aquí me veis, como si nada.
El consejero empalideció de asombro.
-Eso es imposible, Su Majestad. El cocinero prueba, antes de servir, cada plato.
-Desde luego- confirmó el rey- He perdido diez cocineros y ya veis: mi fortaleza sigue intacta.


O.V.B.